Hace casi casi un año me pasaron la voz para ir al carnaval en Barranco. No recuerdo cómo me enteré y tampoco por qué fui, pero lo que sí me acuerdo es que yo le tenía un rechazo especial a este carnaval. Ya alguna vez me habían dicho que existía y nunca me había llamado la atención, pensaba que era una mancha de vándalos pintados de betún, medio calatos, gritando y robando… casi casi como las barras bravas… o tal vez peor…
Es que nunca había visto fotos ni escuchado otro comentario que no sea un “estuvo muy paja!” a secas, cero ilustrativo, pero por alguna razón ese día quería salir del sábado cotidiano o de la vida cotidiana y decidí que, por primera vez, iba a ir. Tara, quien se entera de todas estas movidas antes de que existan, me había advertido de que vaya con la PEOR ropa, y le hice caso. Felizmente le hice caso, mi ropa aún tiene manchas de pintura de ese día.
No había manera de que vaya solo, así que llamé a la gente más necia que conocía (o sea a todo el grupo con el que siempre salimos a juerguear) y las únicas personas que me acompañarían desde un inicio eran Miguel y Macris. Claro, Miguel me acompañaba porque lo había engatuzado con que a las 6pm teníamos que salir volando del carnaval hacia el aeropuerto para recoger a 2 gringas que venían de USA y esa posibilidad siempre es interesante.
Así es que aparecieron Miguel y Macris a las 2pm en mi casa (porque era sábado y los sábados se duerme hasta tarde) y, después de haber llamado al resto de gente para hacer chacota en el carnaval, nos fuimos al “triángulo de la calle Cajamarca” que es en verdad en la calle Miraflores, a pocos metros del teatro Mocha Graña.
Llegamos y la escena fue completamente distinta a lo que habíamos imaginado: Al principio no veíamos más que uno que otro inadaptado pintado de pies a cabeza en la calle, pero el resto de gente no estaba enterada del carnaval. Recién cuando nos acercábamos más y más, la euforia, el agua, las pinturas y las chelas se dejaron ver. Y a borbotones. Macris Miguel y yo estábamos completamente fuera de lugar con ropa vieja pero limpia, en el medio de un montón de gente completamente pintada de todos los colores cheleando, saltando, riendo, jugando debajo del sol de las dos de la tarde de marzo. Era un gentío, definitivamente, pero un gentío bueno: todos eran amigos de todos, nadie se metía con nadie, nadie le faltaba el respeto a nadie, no habían peleas, todo era felicidad. Éramos muchas personas y caminábamos juntos y de hecho nos chocábamos unos con otros, pero todo en muy buena onda. Creo que eso era lo que más me sorprendió, que todo lo que podía haber imaginado, no era. Los padres llevaban a sus hijitos, los edificios enteros tiraban agua desde las azoteas y si querías baño podías tocar la puerta de los edificios, y a media cuadra había una bodega para comprar chelas.
Como estábamos alrededor de mucha gente pintada y nosotros estábamos completamente limpios, se nos acercó una chica, y con un estilo muy amable, casi fraternal, el cual realmente no puedo describir, nos dijo “uy, ustedes están muy limpios, creo que les caería bien un poquito de azul” y plafff! Manotazo de azul en la cara, en el polo, en el pelo. Una amiga suya vino detrás a empolvarnos con talco todo el pelo. Nos dieron un beso y siguieron su camino pintando a más gente. Nos pareció locazo. En el centro del triángulo había gente haciendo percusión. Todo el mundo estaba presente… gente que no veía hace años, de la universidad, del colegio, de la vida. No podía creer que me había perdido esto toda la vida.
Al rato llegaron, casi a la vez, Emilio, Campana, Tara, Daniel, Pierina y Hugo y la cosa pasó de unas cuantas chelitas a una JUERGAZA completamente pintados de colores. Comprábamos pinturas para recibir a nuestros amigos y pintar a más gente adentro. La gente compartía de todo y el lugar se repletó. La pasamos genial, todo el día bailando y saltando, chupando con gente que no conocíamos. Hasta que llegó Ximena con Fernando. El recibimiento fue épico porque realmente estaban completamente limpios y en un abrir y cerrar de ojos quedaron enteramente pintados y listos para entrar al jolgorio.
En medio de las risas y de las pinturas y de los huaipes voladores que caían a discreción, de la gente que escupía chela con pintura, de la gente que hacía cola para el baño, que llegaba disfrazada y que tocaba la música, apareció el equipo aguafiestas de la gran fiesta: Serenazgo. Y es que recién ayer me contó Tara que ese fue un carnaval totalmente ilegal, organizado por la gente en redes sociales, sin mayor intervención de la municipalidad ni organización ni permisos ni nada, sólo fue gente que se juntaba. Este año (domingo 6 de marzo del 2011) sí será organizado por la municipalidad de Barranco. La cuestión es que dado el momento, llegó Serenazgo con muchos carros a querer parar el evento. Los mayores (y asumo, los que hicieron de organizadores) pidieron a la gente que no se vaya encima de los serenazgos ni que hayan actos de violencia, hablaron con los Serenazgos y los mismos se fueron pacíficamente después de un rato, rechinando los dientes y renegando porque no pudieron con tanta gente pintada y medio borracha.
Cerca de las 6pm Miguel y yo nos tuvimos que ir para recoger a las gringas. Fuimos a mi casa a sacarnos toda la pintura del pelo y de los brazos, del polo, de los zapatos, etc. porque íbamos a ir al aeropuerto y si llamábamos la atención de la policía podíamos tener problemas porque algo de alcohol habíamos consumido, aunque bajamos la mano un par de horas antes de salir del carnaval. Es así que llegamos a recoger a Rives y Liz, a quienes no conocíamos aún (miren su viaje por Sudamérica en http://magicalfrijoles.blogspot.com/). De verdad yo estaba desesperado porque el bendito avión se había atrasado y no llegaba… esperamos cerca de una hora para que llegue el avión. Ellas eran dos chicas guapetonas que hablaban poco castellano y venían cansadas de un viaje largo, y nosotros, dos galifardos que estaban como locos por regresar al carnaval de barranco a presentarles la juerga limeña.
Manejé a toda velocidad al carnaval para perder el menor tiempo posible de juerga (no había tomado libremente porque tenía que manejar, ahora tenía que recuperar el tiempo perdido!) y los amigos que estaban en el carnaval nos llamaban arengando “Vengan! Está espectacular!”, pero ya cuando estábamos en Miraflores, a 10 minutos del carnaval, nos llaman desesperados “no vengan! Están tirando gases lacrimógenos” obviamente la gente se dispersó, se perdió, se escapó, etc. y de esa manera terminó el carnaval de Barranco 2010, de una manera fea y brusca, por culpa de los serenazgos y de que el carnaval fue ilegal.
Este año el carnaval promete ser mil veces mejor el del 2010 que es el único que yo conozco. Van a haber comparsas y un pasacalle y todo Barranco estará de fiesta. Realmente recomiendo que vayan al menos una vez en la vida, mientras exista esta movida que particularmente considero que es una de las mejores del año. Vean todos los detalles del carnaval 2011 en http://www.facebook.com/event.php?eid=196696743691891
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