Carnaval de Barranco 2011

Eran las 9am del domingo de carnaval cuando una llamada, una de aquellas llamadas de las 9am de un domingo, interrumpió mi modorra de tan sólo 3 horas. Esperaba que sea mi vieja o mi abuela, a las que se les perdona todo, pero no, eran los gemelos Arimana llamándome para preguntarme sobre el mítico carnaval de Barranco. Al rato me llamó Emilio por lo mismo y es que, como el año pasado, mi casa iba a ser el punto de encuentro, pero solo llegaron Macris, Miguel, Viviane y Paola. A la 1pm estábamos en el carnaval.


Llegamos a Barranco y lo primero que hicimos (Al menos Miguel y yo) fue comprar un par de chelas. Ya se veía la gente con pintura, y ya se sentía el carnaval porque las bodegas se quedaban desabastecidas de chela, y las que tenían estaban calientes... y peor aún, eran Cristal. Luego de cargar chelas, fuimos a comprar témperas porque estábamos bien limpios, pero acordándome de lo del año pasado, pedí que nadie se pintara hasta llegar al centro del carnaval para que ahí la gente nos agarre a pinturazos en medio de una batalla campal. Por las webas, eso nunca pasó. Llegamos y efectivamente había mucha gente saltando y pintándose, pero nosotros no causábamos ni la más mínima curiosidad entre la gente, por más limpios que estemos. Tan fuera de lugar nos sentimos que decidimos aceptar la realidad y pintarnos entre nosotros.


Una vez pintados, lo más lógico era ir con las comparasas que por alguna razón estaban paradas. Mientras nos adentrábamos a las comparsas, un personaje completamente azul y de pelo tieso saltó de entre la muchedumbre a darnos el encuentro. Era Tara, que era parte de una comparsa, y para variar, se la había tomado en serio. Lo mejor del caso es que ella sabía más o menos cómo era la jugada del carnaval, así que nos unimos a su marcha y a su comparsa.



Y caminamos. Caminamos entre la gente, por la calle, tomando, saltando, bailando... No se imaginan la cantidad de gente que podía haber, mucho más gente que el año pasado, y esto recién empezaba. Como esta vez sí fue organizado, la municipalidad cerró calles para que puedan pasar las comparsas. Algo loco fue que todas las comparsas caminaron por calles distintas y después se juntaron en la plaza Raimondi. Una persona ajena al carnaval hubiera visto gente pintada y medio calata caminando por todo barranco, bastante curioso para un desinformado. Barranco era una pintura hecha persona.




Las chelas fueron un problema fundamental en todo el trayecto, por eso cuando encontramos la primera bodega abierta nos abalanzamos y compramos cuanto podíamos cargar (y pagar), tanto así que ya nos las vendían en caja porque la clásica bolsa negra no aguantaba el peso!


Y llegamos a la plaza Raimondi. A este punto debo decir que DETESTO el Nextel. Recomendación: encuentrense con la gente antes de ir al carnaval, es terrible coordinar en medio del carnaval. En la plaza aparecieron Emilio con su hermano Aldo, Carlos y Alberto Arimana, Chebi (casi calato, como de costumbre), Ximena, Mariana y Sara. Obviamente era momento de pintarlos. Y Coralí apareció con su verdosa presencia. Fácil el próximo año me disfrazo de algo y soy parte de una comparsa, que estaban bien divertidas.


Otro problema que tuvimos, aparte de las chelas, era el baño. Con Miguel y Paola nos fuimos al grifo más cercano. Miguel tuvo que entrar 2 veces. Nos reabastecimos de trago y regresamos a la plaza pero ya todos se habían ido. Seguimos los rastros de la gente y llegamos hasta una calle horrible donde la gente salía de sus casas, tiraba agua sucia desde los techos y comenzaban a joder, algunos se empujaban, ya habían varios ebrios, en fin, la cosa se puso medio caótica. Esa parte no me agradó mucho. Era un mar de gente apretada en una calle que se supone era la calle adecuada para esto. Decidimos buscar baño (de nuevo) y terminamos en la casa de una señora que nos alquilo su baño por 50 centavos.

Más o menos en ese momento me fui a dejar a Paola a su casa obviamente 100% bañado en pintura. Lo gracioso es que cuando uno se pone a hacer cosas cotidianas como manejar, y sales del carnaval, uno se olvida que está pintado de pies a cabeza y la gente de los carros vecinos te miran, los transeúntes se ríen y no falta el payaso que dice alguna payasada (pero ojo, yo era el que estaba con la pintura encima).

Entre que me fui y volví pasaron varias cosas. La Mente había tocado y el otro grupo también. La gente se había disperso, Luis Fernando había llegado y estaba con los gemelos Arimana y con Emilio, Tara estaba ebria -y con una sandalia, como en toda la comparsa-, Verónica y Carla habían llegado al caranval y yo estaba completamente sobrio. No pasó mucho tiempo y la gente, ya zampada, se movió al boulevard. Los autos estaban atrapados entre la gente pintada, que eran demasiados. Verónica se fue a su casa y Tara decidió perderse entre la multitud.



Hasta que nos dio hambre. Con Miguel lateamos hasta encontrar un sanguchón de esos del costado del Dragón. Pocas cosas me gustan tanto como un buen sanguchón con grasa y haaaarta salsas, me hacen recordar tanto a mis buenas épocas del tío Bigote en la PUCP.

Regresamos a la plaza y ya la cosa estaba más calmada. Con Miguel nos sentamos a los pies de la pileta (que estaba sin agua) y estuvimos hablando pavada y media mientras hacíamos tiempo para que aparezca la china Rockford. Cuando apareció nos fuimos con su gente y terminamos debajo del puente de los suspiros donde había un mar de gente saltando y bailando al ritmo de tambores, según me dijeron, era igualito a un Hippie Sunday (nunca he ido a uno, es un pendiente que tengo).


Esto último ya no lo disfruté, me ardían los pies y ya era hora de irme. Había dormido poco, estaba lleno de pintura y eran las 10:30pm. Me tomé un taxi que me dejó en mi casa, y en dos patadas me metí a la ducha. Tras una rasqueteada brava, quedé sin pintura y dos minutos después me quedé jato.

Este carnaval ha sido mucho más completo y tuvo muchísima más convocatoria que el del año pasado, pero para mí el anterior fue más entretenido, sin desmerecer a este carnaval que también estuvo bueno. De hecho este tuvo más gente y tal vez eso fue el problema para mi, aunque el agua sucia me sacó de cuadro... mi hermano regresó a la casa apestando! pero lo de las comparsas estuvo genial , tal vez el próximo año organice con la gente una cosa parecida para poder participar en la comparsa. Considero que este tipo de eventos en la calle y para todos se seberían repetir más seguido y no solamente una vez al año. La gente necesita jugar!

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