El Tono Túpac

Creo que nunca comprenderé cuál es gracia del Tono Túpac. Es una fiesta que llama a muchísima gente, especialmente artistas (de los de verdad) y a aquellos se creen artistas... o como solemos llamarlos: "Artys". Especialmente por la buena vibra de la gente que va esta fiesta es un juergón, un loco calato. Se organiza en Barranco algún día del mes de marzo, cerca a Mochileros. Es una fiesta muy muy conocida. El año pasado no recuerdo quién nos habló del bendito Tono Túpac ni cómo llegamos, pero esa vez no pude quedarme mucho tiempo. Este año hubo muchísimo más gente y más espacio y más todo. La entrada costaba 20 soles.

Nos juntamos en mi casa unas 10 personas dispuestas a ir al tono, y después de bajarnos un ron para calentar, nos fuimos de mi casa un poco antes de las 12 rumbo a Barranco. Cuando llegamos había un montón de gente "no convencional" por decirlo de alguna manera... Había gente con bigotes, por ahí había uno con sombrero (no gorro, sombrero) pero todos de muy buena onda, muy buena cara... no hubo peleas ni nada parecido.

Después de entrar al local, el cual era el enorme jardín de una casa blanca barranquina, bordeamos algo que podría llamarse la "pista de baile" hicimos una cola moderada para comprar chelas. Nos dijeron que las chelas se vendían "a la vuelta". En verdad qué bueno que nos dijeron eso porque a la vuelta había mucho más espacio, un jardín enorme con mucho más gente. El año pasado no vi ese jardín. Ahí estaban los disales y los kioskos que vendían chela. Había mucha gente parada conversando o sentada en el pasto, en rondas, tal vez alrededor de una fogata, tal vez en los hombros de alguien. Era como estar en un tono en un parque privado.


Obviamente no podía faltar un VJ con su video proyectado en la pared de la casa de 3 pisos. Como la música no ponía tanto (después pusieron su salsita más) decidimos tomar, así que fuimos en búsqueda de 12 chelas, que no eran tantas teniendo en cuenta que éramos 10 personas, pero el problema empezó cuando nos fijamos que las colas eran enormes. Y ni hablar de los baños. Habían 3 Kioskos de chela, pero habían 2 que estaban frente a frente. Para que se den una idea, los kioskos que vendían cerveza ("al tiempo") estaban ubicados a los 2 extremos de la fiesta, frente a frente, y sus colas se cruzaban de lo largas que eran.



Esperamos tranquilamente 20 minutos en la cola y obtuvimos nuestras chelas con las que nos sentamos en el pasto a tomar.

  
 Comenzamos a reírnos y a hacer tontera y media cuando de repente vemos que la gente también hacía cosas fuera de lo normal (por lo que no nos sentíamos tan mal): había gente inflando un globo de papel crepé con el aire caliente de la fogata, otras personas haciendo pirámides humanas de a dos, etc. todos con una onda muy particular de que todos somos amigos. Al principio me había sentido un poco fastidiado porque no entendía muy bien el sentido de la fiesta, pero después, sentados en el pasto sin más luces que los de los kioskos de chela y la fogata, en verdad me divertí un montón. La gente es locaza y no tiene roches con nadie. Después, cerca de las 3:30am decidimos irnos los 4 sobrevivientes de los 10 que éramos al centro de Lima, pero esa ya será otra historia...

Lunahuaná 2010

Uno de los viajes que hicimos en el 2010 que más me gustaron fue el de Lunahuaná. Lunahuaná está al sur de Lima, por cañete y es considerada la sierra de Lima. Es un sitio que tiene un clima soleado, un gran río donde se hace canotaje y una placita muy acogedora propia de un pueblito sencillo y tranquilo. Yo solía ir por allá con mis padres cuando era más niño, pero esta vez la idea era ir de juerga!


Ese sábado nos juntamos Claudia Mesía, Claudia Orihuela, Ximena, Tara, Fernando Loayza y yo sin ningún motivo en especial, y partimos hacia Lunahuaná. Allá nos esperaba Hugo que estaba de paseo con su papá.

El primer problema fue el hospedaje: A Fernando y a Hugo les gusta más la comodidad y querían irse a un hotel ficho con piscina y todo lo demás, pero la idea de este plan era no gastar nada de plata y hacerlo medio malandroso, además yo había convencido a todos de que vayamos a acampar a orillas del río, nada más peculiar, divertido y barato que eso. El año anterior, en semana santa, había ido con mi hermano y con mi papá a Lunahuaná en uno de esos arranques que a veces me dan por salir de la casa, y nos encontramos con mucha gente que estaba acampando a orillas del río. El ambiente era tan bueno que me encantó la idea, más aún si en la plaza se hacían degustaciones de Pisco Sour a doquier y se comían camarones por montones a precio de regalo. Entonces fue que nació la idea, casi un año después, de hacer lo mismo pero no para semana santa sino un fin de semana cualquiera.


No recuerdo muy bien cómo ni por qué, pero decidimos acampar, eso sí, no al costado del río porque podían haber muchos bichos, sino en un gran -gran- jardín que tenía un baño. Lo genial es que costaba 10 soles por carpa, y en una carpa entra mucha gente! entonces el hospedaje salió regalado.


Se nos dio por almorzar así que fuimos a la plaza, que aún está dañada por el terremoto de Pisco del 2007, pero la comida estaba buena. Ahí ubicamos a la gente que hace cosas divertidas: los de los tours. Ojo, no me mal interpreten, mi gente y yo detestamos que alguien nos diga qué hacer, por eso nunca queremos ir a ningún sitio con guía, pero nos gusta mucho eso de ver qué hay y hacerlo por nuestra cuenta y a nuestro ritmo. Ahí descubrimos que en Lunahuaná, aparte del río, tenían cuatrimotos!

 

Regresamos al campamento, a "orillas" del río y retozamos un poco por que habíamos llegado tan solo unas cuantas horas atrás y teníamos que ordenar las cosas. Además, había que empezar a calentar el cuerpo con alguna de las provisiones alcohólicas que teníamos. Fue entonces que llegó Emilio, que recién aprendía a manejar. En verdad me sorprendió que haya llegado hasta Lunahuaná que está como a 2.5 horas de Lima en su carro manejando él solo... En fin, nos pusimos a tomar algo con la música de los carros, que estaban estacionados estratégicamente alrededor del campamento (así es, metimos los carros hasta donde estaban las carpas) con lo que teníamos música y luz focalizada cuando se necesite.

Estaba muy cerca de anochecer, habrán sido las 5pm cuando decidimos ir a pasear en cuatrimotos. Costaba cerca de 30 soles por persona aprox y era un circuito ya preestablecido y desgraciadamente no podíamos hacerlo solos (nadie te presta una cuatrimoto así nomás). Pagamos y fuimos con los guías que intentaban que no nos escapemos o echemos a perder alguna cuatrimoto. En verdad fue una de las cosas más divertidas que hicimos en Lunahuaná. El recorrido empezaba en la plaza de Lunahuaná y de ahí nos fuimos a la campiña, en búsqueda de un viñedo y donde se supone nos iban a dar degustación gratis de vino. Lo gracioso del tema es que en plenas carreritas Emilio se estampó contra una pared (o sea, gracioso para mí, no para Emilio) y que la Campana se cayó con cuatrimoto y todo a una sequia, de cabeza. Las carreritas, la empolvada a propósito a la gente que estaba atrás tuyo, el meter la cuatrimoto, cerrar el paso para ver si te caes y burlarte del "contrincante" fue, en definitiva, lo más divertido de las cuatrimotos. Al llegar al viñedo nos dieron para probar todos los vinos que existían, y compramos una botella la cual, lógicamente, se rompió al regresar haciendo desmanes en las trochas. Recuerdo que incluso convencimos a los guías (que tendrían como 13 años) de ir un poquito más allá y nos enseñen a hacer piruetas en las cuatrimotos, piques y demás cosas... y después les cayó un resondrón porque eso no estaba permitido.

Y regresamos, extasiados, al campamento. Ahí empezó la juerga, con las luces de los carros, las provisiones traídas de Lima y la música a todo volumen, estábamos en nuestra fiesta privada. No pasó mucho tiempo antes de que decidamos ir a la plaza de armas a ver qué se estaba armando ahí.

Cuando llegamos a la plaza de armas nos pedimos los pisco sours de rigor, y comenzamos a pasar el rato hasta que de repente una mancha de pobladores disfrazados, con orquesta incluida, llegaron tocando y bailando ante nuestra perpleja atención, y es que no sabíamos que ese día se festejaba la vendimia. Era uno de los primeros días de marzo, si no me equivoco. No sé bien qué pasó, lo que sabemos es que cuando llegaron al estrado y se pusieron a cantar y prendieron las luces y todo, en alguna parte se volaron los plomos y la ciudad entera se quedó sin luz. Muy aparte de lo peligroso que podía ser, debo admitir que fue bastante ocurrente. Comimos un par de anticuchos con las clásicas tías de los anticuchos (completamente a oscuras) y nos fuimos a seguir la juerga en las carpas hasta el día siguiente.

   
Al día siguiente, domingo, el calor insoportable nos hizo salir de las carpas, con mucho o poco sueño, daba igual, pero teníamos que salir de las carpas a como de lugar porque nos achicharrábamos. Tomamos "desayuno" o algo así y decidimos ir a hacer canotaje. El canotaje fue genial, aunque se veía recontra peligroso en verdad no era nada peligroso, el río estaba bastante bajo a pesar de que nosotros lo veíamos imponente. Como nos pusieron a Emilio y a mi en la cabeza del bote, nosotros estábamos recontra asustados y remábamos más que nadie, pero atrás estaban divirtiéndose, incluso haciéndonos cosquillas o remando en contra. Te odio Hugo! jajaja

   

El tiempo se nos quedó corto y a eso de las 2pm, cuando estábamos empacando todo, nos dimos cuenta que al costado de nuestro pampón había un hotel simpátiquísimo con piscina y mozos y juegos y gente etc etc entonces como buenos malandrosos decidimos comer alguito para picar, so pretexto para que podamos meternos a la piscina. Y así pasó buen rato hasta que os dueños del hotel se dieron cuenta y nos comenzaron a hacer las cosas más difíciles. Felizmente ya era hora de regresar a Lima, así que cogimos nuestras cosas y regresamos, parando obviamente a almorzar al local de "El Piloto", altamente recomendable pero así como conocido, es caro a comparación de Lunahuaná.

Lunahuaná es un destino altamente recomendable para un fin de semana. Yo me divertí muchísimo y considero que fue el viaje más divertido de todo mi 2010. En verdad su clima medio serrano hace que tenga sol todo el año... y como no es sierra sierra, no hace mucho frío por la noche. Se puede comer camarones sólo desde abril en adelante porque existe un periodo de veda que todo Lunahuaná conserva. Es un sitio muy barato cerca a Lima que nunca tiene pierde.

Carnaval de Barranco 2011

Eran las 9am del domingo de carnaval cuando una llamada, una de aquellas llamadas de las 9am de un domingo, interrumpió mi modorra de tan sólo 3 horas. Esperaba que sea mi vieja o mi abuela, a las que se les perdona todo, pero no, eran los gemelos Arimana llamándome para preguntarme sobre el mítico carnaval de Barranco. Al rato me llamó Emilio por lo mismo y es que, como el año pasado, mi casa iba a ser el punto de encuentro, pero solo llegaron Macris, Miguel, Viviane y Paola. A la 1pm estábamos en el carnaval.


Llegamos a Barranco y lo primero que hicimos (Al menos Miguel y yo) fue comprar un par de chelas. Ya se veía la gente con pintura, y ya se sentía el carnaval porque las bodegas se quedaban desabastecidas de chela, y las que tenían estaban calientes... y peor aún, eran Cristal. Luego de cargar chelas, fuimos a comprar témperas porque estábamos bien limpios, pero acordándome de lo del año pasado, pedí que nadie se pintara hasta llegar al centro del carnaval para que ahí la gente nos agarre a pinturazos en medio de una batalla campal. Por las webas, eso nunca pasó. Llegamos y efectivamente había mucha gente saltando y pintándose, pero nosotros no causábamos ni la más mínima curiosidad entre la gente, por más limpios que estemos. Tan fuera de lugar nos sentimos que decidimos aceptar la realidad y pintarnos entre nosotros.


Una vez pintados, lo más lógico era ir con las comparasas que por alguna razón estaban paradas. Mientras nos adentrábamos a las comparsas, un personaje completamente azul y de pelo tieso saltó de entre la muchedumbre a darnos el encuentro. Era Tara, que era parte de una comparsa, y para variar, se la había tomado en serio. Lo mejor del caso es que ella sabía más o menos cómo era la jugada del carnaval, así que nos unimos a su marcha y a su comparsa.



Y caminamos. Caminamos entre la gente, por la calle, tomando, saltando, bailando... No se imaginan la cantidad de gente que podía haber, mucho más gente que el año pasado, y esto recién empezaba. Como esta vez sí fue organizado, la municipalidad cerró calles para que puedan pasar las comparsas. Algo loco fue que todas las comparsas caminaron por calles distintas y después se juntaron en la plaza Raimondi. Una persona ajena al carnaval hubiera visto gente pintada y medio calata caminando por todo barranco, bastante curioso para un desinformado. Barranco era una pintura hecha persona.




Las chelas fueron un problema fundamental en todo el trayecto, por eso cuando encontramos la primera bodega abierta nos abalanzamos y compramos cuanto podíamos cargar (y pagar), tanto así que ya nos las vendían en caja porque la clásica bolsa negra no aguantaba el peso!


Y llegamos a la plaza Raimondi. A este punto debo decir que DETESTO el Nextel. Recomendación: encuentrense con la gente antes de ir al carnaval, es terrible coordinar en medio del carnaval. En la plaza aparecieron Emilio con su hermano Aldo, Carlos y Alberto Arimana, Chebi (casi calato, como de costumbre), Ximena, Mariana y Sara. Obviamente era momento de pintarlos. Y Coralí apareció con su verdosa presencia. Fácil el próximo año me disfrazo de algo y soy parte de una comparsa, que estaban bien divertidas.


Otro problema que tuvimos, aparte de las chelas, era el baño. Con Miguel y Paola nos fuimos al grifo más cercano. Miguel tuvo que entrar 2 veces. Nos reabastecimos de trago y regresamos a la plaza pero ya todos se habían ido. Seguimos los rastros de la gente y llegamos hasta una calle horrible donde la gente salía de sus casas, tiraba agua sucia desde los techos y comenzaban a joder, algunos se empujaban, ya habían varios ebrios, en fin, la cosa se puso medio caótica. Esa parte no me agradó mucho. Era un mar de gente apretada en una calle que se supone era la calle adecuada para esto. Decidimos buscar baño (de nuevo) y terminamos en la casa de una señora que nos alquilo su baño por 50 centavos.

Más o menos en ese momento me fui a dejar a Paola a su casa obviamente 100% bañado en pintura. Lo gracioso es que cuando uno se pone a hacer cosas cotidianas como manejar, y sales del carnaval, uno se olvida que está pintado de pies a cabeza y la gente de los carros vecinos te miran, los transeúntes se ríen y no falta el payaso que dice alguna payasada (pero ojo, yo era el que estaba con la pintura encima).

Entre que me fui y volví pasaron varias cosas. La Mente había tocado y el otro grupo también. La gente se había disperso, Luis Fernando había llegado y estaba con los gemelos Arimana y con Emilio, Tara estaba ebria -y con una sandalia, como en toda la comparsa-, Verónica y Carla habían llegado al caranval y yo estaba completamente sobrio. No pasó mucho tiempo y la gente, ya zampada, se movió al boulevard. Los autos estaban atrapados entre la gente pintada, que eran demasiados. Verónica se fue a su casa y Tara decidió perderse entre la multitud.



Hasta que nos dio hambre. Con Miguel lateamos hasta encontrar un sanguchón de esos del costado del Dragón. Pocas cosas me gustan tanto como un buen sanguchón con grasa y haaaarta salsas, me hacen recordar tanto a mis buenas épocas del tío Bigote en la PUCP.

Regresamos a la plaza y ya la cosa estaba más calmada. Con Miguel nos sentamos a los pies de la pileta (que estaba sin agua) y estuvimos hablando pavada y media mientras hacíamos tiempo para que aparezca la china Rockford. Cuando apareció nos fuimos con su gente y terminamos debajo del puente de los suspiros donde había un mar de gente saltando y bailando al ritmo de tambores, según me dijeron, era igualito a un Hippie Sunday (nunca he ido a uno, es un pendiente que tengo).


Esto último ya no lo disfruté, me ardían los pies y ya era hora de irme. Había dormido poco, estaba lleno de pintura y eran las 10:30pm. Me tomé un taxi que me dejó en mi casa, y en dos patadas me metí a la ducha. Tras una rasqueteada brava, quedé sin pintura y dos minutos después me quedé jato.

Este carnaval ha sido mucho más completo y tuvo muchísima más convocatoria que el del año pasado, pero para mí el anterior fue más entretenido, sin desmerecer a este carnaval que también estuvo bueno. De hecho este tuvo más gente y tal vez eso fue el problema para mi, aunque el agua sucia me sacó de cuadro... mi hermano regresó a la casa apestando! pero lo de las comparsas estuvo genial , tal vez el próximo año organice con la gente una cosa parecida para poder participar en la comparsa. Considero que este tipo de eventos en la calle y para todos se seberían repetir más seguido y no solamente una vez al año. La gente necesita jugar!

El Carnaval de Barranco 2010

Hace casi casi un año me pasaron la voz para ir al carnaval en Barranco. No recuerdo cómo me enteré y tampoco por qué fui, pero lo que sí me acuerdo es que yo le tenía un rechazo especial a este carnaval. Ya alguna vez me habían dicho que existía y nunca me había llamado la atención, pensaba que era una mancha de vándalos pintados de betún, medio calatos, gritando y robando… casi casi como las barras bravas… o tal vez peor…
Es que nunca había visto fotos ni escuchado otro comentario que no sea un “estuvo muy paja!” a secas, cero ilustrativo, pero por alguna razón ese día quería salir del sábado cotidiano o de la vida cotidiana y decidí que, por primera vez, iba a ir. Tara, quien se entera de todas estas movidas antes de que existan, me había advertido de que vaya con la PEOR ropa, y le hice caso. Felizmente le hice caso, mi ropa aún tiene manchas de pintura de ese día.
No había manera de que vaya solo, así que llamé a la gente más necia que conocía (o sea a todo el grupo con el que siempre salimos a juerguear) y las únicas personas que me acompañarían desde un inicio eran Miguel y Macris. Claro, Miguel me acompañaba porque lo había engatuzado con que a las 6pm teníamos que salir volando del carnaval hacia el aeropuerto para recoger a 2 gringas que venían de USA y esa posibilidad siempre es interesante.
Así es que aparecieron Miguel y Macris a las 2pm en mi casa (porque era sábado y los sábados se duerme hasta tarde) y, después de haber llamado al resto de gente para hacer chacota en el carnaval, nos fuimos al “triángulo de la calle Cajamarca” que es en verdad en la calle Miraflores, a pocos metros del teatro Mocha Graña.
Llegamos y la escena fue completamente distinta a lo que habíamos imaginado: Al principio no veíamos más que uno que otro inadaptado pintado de pies a cabeza en la calle, pero el resto de gente no estaba enterada del carnaval. Recién cuando nos acercábamos más y más, la euforia, el agua, las pinturas y las chelas se dejaron ver. Y a borbotones. Macris Miguel y yo estábamos completamente fuera de lugar con ropa vieja pero limpia, en el medio de un montón de gente completamente pintada de todos los colores cheleando, saltando, riendo, jugando debajo del sol de las dos de la tarde de marzo. Era un gentío, definitivamente, pero un gentío bueno: todos eran amigos de todos, nadie se metía con nadie, nadie le faltaba el respeto a nadie, no habían peleas, todo era felicidad. Éramos muchas personas y caminábamos juntos y de hecho nos chocábamos unos con otros, pero todo en muy buena onda. Creo que eso era lo que más me sorprendió, que todo lo que podía haber imaginado, no era. Los padres llevaban a sus hijitos, los edificios enteros tiraban agua desde las azoteas y si querías baño podías tocar la puerta de los edificios, y a media cuadra había una bodega para comprar chelas.



Como estábamos alrededor de mucha gente pintada y nosotros estábamos completamente limpios, se nos acercó una chica, y con un estilo muy amable, casi fraternal, el cual realmente no puedo describir, nos dijo “uy, ustedes están muy limpios, creo que les caería bien un poquito de azul” y plafff! Manotazo de azul en la cara, en el polo, en el pelo. Una amiga suya vino detrás a empolvarnos con talco todo el pelo. Nos dieron un beso y siguieron su camino pintando a más gente. Nos pareció locazo. En el centro del triángulo había gente haciendo percusión. Todo el mundo estaba presente… gente que no veía hace años, de la universidad, del colegio, de la vida. No podía creer que me había perdido esto toda la vida.
Al rato llegaron, casi a la vez, Emilio, Campana, Tara, Daniel, Pierina y Hugo y la cosa pasó de unas cuantas chelitas a una JUERGAZA completamente pintados de colores. Comprábamos pinturas para recibir a nuestros amigos y pintar a más gente adentro. La gente compartía de todo y el lugar se repletó. La pasamos genial, todo el día bailando y saltando, chupando con gente que no conocíamos. Hasta que llegó Ximena con Fernando. El recibimiento fue épico porque realmente estaban completamente limpios y en un abrir y cerrar de ojos quedaron enteramente pintados y listos para entrar al jolgorio.


En medio de las risas y de las pinturas y de los huaipes voladores que caían a discreción, de la gente que escupía chela con pintura, de la gente que hacía cola para el baño, que llegaba disfrazada y que tocaba la música, apareció el equipo aguafiestas de la gran fiesta: Serenazgo. Y es que recién ayer me contó Tara que ese fue un carnaval totalmente ilegal, organizado por la gente en redes sociales, sin mayor intervención de la municipalidad ni organización ni permisos ni nada, sólo fue gente que se juntaba. Este año (domingo 6 de marzo del 2011) sí será organizado por la municipalidad de Barranco. La cuestión es que dado el momento, llegó Serenazgo con muchos carros a querer parar el evento. Los mayores (y asumo, los que hicieron de organizadores) pidieron a la gente que no se vaya encima de los serenazgos ni que hayan actos de violencia, hablaron con los Serenazgos y los mismos se fueron pacíficamente después de un rato, rechinando los dientes y renegando porque no pudieron con tanta gente pintada y medio borracha.

Cerca de las 6pm Miguel y yo nos tuvimos que ir para recoger a las gringas. Fuimos a mi casa a sacarnos toda la pintura del pelo y de los brazos, del polo, de los zapatos, etc. porque íbamos a ir al aeropuerto y si llamábamos la atención de la policía podíamos tener problemas porque algo de alcohol habíamos consumido, aunque bajamos la mano un par de horas antes de salir del carnaval. Es así que llegamos a recoger a Rives y Liz, a quienes no conocíamos aún (miren su viaje por Sudamérica en http://magicalfrijoles.blogspot.com/). De verdad yo estaba desesperado porque el bendito avión se había atrasado y no llegaba… esperamos cerca de una hora para que llegue el avión. Ellas eran dos chicas guapetonas que hablaban poco castellano y venían cansadas de un viaje largo, y nosotros, dos galifardos que estaban como locos por regresar al carnaval de barranco a presentarles la juerga limeña.

Manejé a toda velocidad al carnaval para perder el menor tiempo posible de juerga (no había tomado libremente porque tenía que manejar, ahora tenía que recuperar el tiempo perdido!) y los amigos que estaban en el carnaval nos llamaban arengando “Vengan! Está espectacular!”, pero ya cuando  estábamos en Miraflores, a 10 minutos del carnaval, nos llaman desesperados “no vengan! Están tirando gases lacrimógenos” obviamente la gente se dispersó, se perdió, se escapó, etc.  y de esa manera terminó el carnaval de Barranco 2010, de una manera fea y brusca, por culpa de los serenazgos y de que el carnaval fue ilegal.
Este año el carnaval promete ser mil veces mejor el del 2010 que es el único que yo conozco. Van a haber comparsas y un pasacalle y todo Barranco estará de fiesta. Realmente recomiendo que vayan al menos una vez en la vida, mientras exista esta movida que particularmente considero que es una de las mejores del año. Vean todos los detalles del carnaval 2011 en http://www.facebook.com/event.php?eid=196696743691891