Trujillo - Fiestas Patrias 2009

Un viaje muy bonito fue el que hicimos a Trujillo por Fiestas Patrias en el 2009. Como muchos 28 de Julios anteriores, yo quería ir a Oxapmapa o Pozuzo porque en Fiestas Patrias hay grandes festividades por allá pero, una vez más, el grupo de amigos con el que iba frustró mis planes...

Nos reunimos Hugo, Joel, Fernando Loayza, Celine y yo a las 5am aproximadamente y salimos rumbo a Trujillo en 2 carros, sin saber realmente qué había para hacer por allá. Poco más de 7 horas duró nuestro roadtrip, y en la entrada de Trujillo encontramos un letrero enorme que anunciaba que ese mismo día tocaban "Los Hermanos Yaipén" en una "discoteca" llamada "La Barra". Ya teníamso plan para esa noche!

Llegamos a un hotelito donde estaba hospedado el elenco de la teleserie Al Fondo Hay Sitio, por lo que había un aglomeramiento de gente increíble... Y eso que en esa época Al Fondo Hay Sitio no era tan conocido... Estábamos a sólo 3 cuadras de la plaza pero como estaba en reparación no había mucho que hacer por ahí. Como llegamos a la hora de almuerzo teníamos que buscar qué comer. Como estábamos en Trujillo, yo quería comer algo propio de la zona... pero gracias a Hugo terminamos comiendo Mc Donalds en el mall.

Después de dar una vuelta por la ciudad y buscar cosas para hacer al día siguiente, decidimos ir al hotel a hacer previos para ir a ver a los Hermanos Yaipén.  Llegamos a la discoteca llamada "La Barra" que en verdad era un pampón enooooorme con un kisoko para las chelas y un estrado donde estaban los hermanos Yaipén. La juerga ahí fue espectacular.

Al día siguiente se nos ocurrió ir a Huanchaco, una playa que me cautivó mucho donde se ven los caballitos de totora. Hay paseos en caballitos de totora en el mar por un par de soles. El almuerzo lo tuvimos en Big Ben y su ceviche ha sido el mejor ceviche que he probado en mi vida. Es importante saber que Big Ben es un restaurante caro de Huanchaco, donde un menú en otro lugar puede costarte 10 soles, acá un plato no baja de 30 soles. Después de estar un rato en Huanchaco nos fuimos a las ruinas de Chan Chan (la huaca más antigua de américa del sur). La huaca era muy bonita y de hecho pudimos aprender un montón, pero como no quisimos ir con guía la experiencia no fue muy enriquecedora.

Siguiendo con la cultura trujillana, decidimos regresar al hotel y alistarnos para ir a Ama, una discoteca hecha por la misma gente que hizo Aura en Lima, pero al llegar nos dimos cuenta de que nuestra vestimenta no iba acorde con el local (polos, zapatillas) y que la entrada estaba en 50 soles que ninguno de nosotros pensaba pagar, y como acá en Trujillo no teníamos conocidos, no había forma de entrar gratis. Entonces fue cuando decidimos ir a Mecano, una discoteca muy conocida en Trujillo que una época estuvo en Lima. Recuerdo que entramos a la zona VIP fácilmente. Mecano era una discoteca buena pero de hecho un Aura o Gótica de Lima le hacía el pare. Mecano es completamente otro estilo.

Al día siguiente fuimos a dar una vuelta por el barrio "El Golf", lo más ficho de Trujillo... y sí, era ficho y era otro estilo, distinto al de Lima. El golf está relativamente lejos del centro de Trujillo, donde estábamos hospedados. Luego de eso nos fuimos a conocer la huaca del sol y de la luna pero solo nos dejaron entrar a la huaca del sol porque la otra estaba en reparación. Ahí sí fuimos con guía (aprendimos la lección) y realmente fue interesantísimo, es la huaca más bonita a la que jamás he entrado. Al momento de salir nos trepamos a un par de cerros y almorzamos en la campiña. Ese día regresamos a Mecano (no conocíamos nada más) pero estuvimos hasta temprano porque al día siguiente debíamos salir rumbo a Lima.

Trujillo es un sitio muy bonito y lo que más me gustó fue Huanchaco. De hecho hay varias cosas que debemos hacer y no hicimos en ese viaje, pero siempre quedan para las siguientes visitas. Además, debemos tener en cuenta que la época en la que es preferible visitar Trujillo es en Septiembre (primavera) y en Enero porque son sus fiestas más fuertes. Trujillo ha crecido mucho, tiene varios malls con Sodimac, Tottus y demás tiendas importantes de la capital. Además, puedes visitar la playa Las Delicias, comer en el turístico y recomendado restaurante "El Moche" y visitar todas las casas importantes de la ciudad, que no visitamos porque nunca fue nuestro plan. Tal vez algún día visitemos esos lugares para contarles qué tal es esa otra cara de Trujillo.

Fiestas en Junio en Perú

Las festividades en el Perú normalmente termianan en juerga y hoy El Comercio ha sacado un artículo donde se mencionan las festividades de Junio en el Perú.

No me parece justo copiar el texto de El Comercio, por eso pongo solo el Link: http://elcomercio.pe/peru/767033/noticia-piensas-viajar-al-interior-consulta-festividades-junio

No he ido a ningnua de estas festividades pero de seguro son muy divertidas. A pesar de que en el link está todo, sí quiero poner algunas que me parecieron muy buenas festividades con sus lugares y sus fechas a manera de resumen:
  • Madre de Dios: del 31 de mayo al 18 de junio - fiesta del Señor de Qoyllorit’i.
  • Ucayali: del 17 al 24 de Junio, el Festival Shipibízate (Fiesta de San Juan).  
  • Loreto: del 20 al 24 de Junio - Fiesta Patronal de San Juan 
  • Cuzco: 23 y 24 de junio - Inti Raymi. 
  • Cajarmarca: del 22 al 27 de Junio - Feria internacional de San Juan Bautista (23 de Junio es la fiesta de Corpus Christi)
Si alguna vez llego a ir a alguna definitivamente la pondré acá, y si alguno de ustedes va me gustaría que me comenten cómo la pasaron.

Antioquía 2009


Era agosto del 2009 y Hugo y yo acabábamos de regresar de un paseo por Argentina. No recuerdo cómo ni por qué, decidimos ir a Antioquía, que era un lugar del que había escuchado y me parecía interesante. Creo que Tara lo había sugerido. Queríamos un lugar tranquilo y distinto para pasar todo el día y tomar fotos y Antioquía encajaba perfectamente en el plan.

Nos encontramos no tan temprano en un grifo que está por Molicentro Hugo, Tara, Macris, Viviane, Chipi y yo y nos separamos en 2 carros rumbo a Cieneguilla. Antioquía queda a una hora desde el final de Cineguilla, pasando por un camino afirmado con mucahs piedras (mi carro es un Nissan Sentra y definitivamente no es buena idea ir con un sedan!). Como es después de Cieneguilla, el camino se cruza varias veces con un río al que bajamos a tomarnos fotos y hacer las tonterías de costumbre.






Ni bien llegamos a Antioquía vimos que todas las construcciones (casas, iglesias, etc.) estaban pintadas de manera bastante singular: no eran colores sino mas bien lienzos donde artistas habían dibujado en todas las casas. Mientras más te adentrabas más pinturas descubrías. Es algo no convencional.



 
En ese pueblito tranquilo y chiquito, donde no hay mucho que hacer en el día (menos en la noche) paseamos por la plaza, y como era la hora de almuerzo, almorzamos en el único restaurante que vimos, que estaba en la misma plaza. La mayoría de nosotros no dejó pasar la oportunidad de tomar chupe de camarones.




Después de recorrer todo el pueblo y tomarnos fotos a discreción decidimos ir al río a ver de qué se trataba. Todos nos olvidamos de traer ropa de baño, pero como el agua estaba rica me metí con todo y jean. El camino de regreso fue bastante frío para mi.



No nos tomó demasiado tiempo regresar, pero llegamos a Lima de noche y cansados. No es un lugar al que le hayamos sacado el jugo, pero sí que nos divertimos. Es un pequeño pueblito con aires a pueblo serrano muy cerca a Lima, muy barato, muy pintorezco y muy tranquilo. Es para pasar el día. Nosotros perdimos muchas de las posibilidades que tiene este lugar y que después nos enteramos, como miradores y caminos del inca, pero lo poco que estuvimos lo disfrutamos, y esos faltantes son una promesa para un pronto retorno.


Ayacucho 2010

Semana Santa en Ayacucho es una experiencia juerguística que no puedes dejar pasar, más aún si eres peruano. Lo único malo que tiene Ayacucho es que está en altura.

Nos juntamos a las 4:30am en mi casa Hugo, Joel, Emilio, Christian, Tara, Claudia Mesía, Claudia Orihuela y yo. Sin embargo, salimos casi de día rumbo al sur en búsqueda de la carretera Libertadores que está poco antes de Ica. Cuando entramos a la carretera tuvieron que bajarme del carro porque yo pesaba demasiado y el carro de Emilio no tiene buenos amortiguadores. Christian tomó el carro de Emilio y maniobra peligrosa tras maniobra peligrosa, llegó a Ayacucho 20 minutos antes que Hugo y todos nosotros (obviamente porque nos orillamos a dormir un rato, a hablar con los comuneros y a tomarnos fotos en los campos).

Cuando llegamos a Ayacucho lo primero que debíamos hacer era encontrar el hotel reservado desde Lima. Es más, habíamos pagado desde Lima, y por toda la semana santa, tal como se estila en semana santa en Ayacucho, aún cuando no nos quedáramos todos los días. El Hotel se llamaba "Grau" y estaba administrado por el señor Mamerto Quispe. Más que Hotel lo consideraría Telo, pero aún así nos costó S/. 240 por persona. Quedaba a 5 largas (larguísimas) cuadras de la plaza, pero igual estaba cerca. El señor Mamerto nos puso una cama adicional a menos precio porque no entrábamos muy bien.

Ese día la costumbre era visitar cada una de las iglesias del pueblo (33 iglesias?) pero nosotros preferimos ir a la plaza a tomar una chela y un clásico calientito en el Via Via (el calientito más caro de mi vida, pero se los recomiendo a todos!). El  Via Via es un restaurat / bar hecho por unos belgas y está ubicado en la plaza de armas, en un segundo piso y con un balcón precioso por donde se ve como va cayendo el sol. Ahi estuvimos Christian, Emilio y yo tomando unos tragos (cero aclimatamiento) y cuando tocó ver las iglesias sólo vimos una y en verdad no quisimos ver más. A pesar de que cada una era distinta, para nosotros todas eran casi casi iguales.






Esa noche decidimos ir a bailar a una discoteca que nos habían recomendado desde Lima: The Rock (pero nadie la conocía con otro nombre que no fuera "La Roca"). En medio de Ayacucho, con una botella de calientito de 3 litros comprada a S/.5, nos dimos con la sorpresa de que esta discoteca "La Roca" era el Aura Ayacuchano. El local era espectacular y nos quedamos ahí hasta casi las 5am.


Al día siguiente se nos ocurrió no perder el tiempo haciendo cosas sin sentido y decidimos ir a conocer la pampa de la quinua. En verdad no era más que una pampa enooooorme con alto contenido histórico, pero a pesar de ser sólo una pampa, puedo asegurar que esa visita valió la pena. La pampa es hermosa y tiene hartos lugares para tomarse fotos. De hecho con Hugo, Joel y con el resto nos tomamos mil fotos y en verdad estuvimos buena parte de la tarde jugando en la Pampa de la Quinua.



Regresando nos fuimos a cambiar y salimos un rato a ver qué había en la plaza de armas de Ayacucho un viernes por la noche. Nos dimos con la sorpresa de que había un mar de gente en toda la plaza, y estaba completamente a oscuras. Sólo un anda de Cristo y de María (de negro) alumbraban la plaza de armas. Caminar? imposible. Ahí recién comprendí lo ferviente de la semana santa en Ayacucho. Estuvimos poco tiempo ahí, esperar fuera de la plaza hasta que todo pasara. Ese día nos fuimos a la discoteca Killa, que quedaba en la punta del cerro. Era una discoteca a todo dar, enorme, de 2 pisos, etc etc. Nunca me imaginé que fuera así.
 
Por fin llegó el sábado, el día esperado por todos, la promesa del esplendor de la Semana Santa en el Perú, el día por el que es conocido Ayacucho. El día empezó con caballos de paso paseando por la ciudad, y con un conglomerado de gente en medio de la plaza de armas de Ayacucho, vistiendo polos colores rojo y blanco típicos de ese día en Ayacucho, y esperando la pasada de los toros. Mientras más gente llegaba, más se usaban las pistas y todos los espacios de los alrededores de la plaza. Ahí estábamos nosotros, apretados entre la multitud que no dejaba espacio ni para caminar.

Todos los asistentes, con chela en mano, mataban la espera de la aparición del toro haciendo diversas actividades, unas más interesantes que otras. Por ejemplo, nosotros nos unimos con un grupo de limeños que estaban queriendo hacer una pirámide humana de 3 pisos. Veíamos cómo las otras pirámides caían al piso y sabíamos que podríamos hacerles la competencia, total, tan difícil no podía ser. Vinieron los bomberos a echar agua con su camión de bomberos a los que estaban más cansados, y así nos la pasamos hasta que alguien gritó "Toro!" y como si fuera reacción en cadena, todos gritaron Toro y en un abrir y cerrar de ojos, la pista, que hacía menos de 2 segundos estaba rebentando de gente, un segundo después ya estaba vacía: Todos habían saltado a donde fuera con tal de no estar en la pista en ese momento. La cantidad de personas aplastadas fue alto (yo de un salto le di un pisotón a una señora que me gritó de la A a la Z). Desgraciadamente para todos, era una falsa alarma pues el toro no venía. Igualito pasó 2 veces más hasta que por fin apareció el toro, pero con una soga para que si la cosa se pone fea lo puedan detener. Algunos avezados hicieron algunos juegos con los toros, pero al poco rato se los llevaron.




Ni bien desaparecieron los toros, todos empezamos a correr alrededor de la plaza de armas bailando, gritando, tomando, riendo. Todos eran amigos de todos. Todos, con trago en mano, empezamos a bailar la música típica y a juntarnos a otros grupos (imagínense en altura lo que cansa hacer eso). Incluso a nosotros nos entrevistaron en un canal Ayacuchano (el programa lo vimos en diferido desde el hotel). Sin embargo, como había empezado temprano, cerca de la 1pm nos fuimos a almorzar y quedó pocas personas en la plaza. La alegría de unos cuantos en la plaza hacía que la buena onda se quede impregnada y te llame a unirte después.

Después de almorzar regresamos al hotel a descanzar un poquito para después retomarla. Cuando regresamos a la plaza, ya de noche, la plaza se había convertido en un jolgorio. Compramos trago para empilarnos y empezar a bailar. Pasó de todo esa noche, pero la idea era quedarnos despiertos hasta las 6am que es cuando pasa el anda lleno de velas, característico de Ayacucho. Uno a uno, mis amigos fueron retirándose a dormir. Al final solo quedamos Joel y yo. Vimos el espectáculo del anda con velas (ya de madrugada) y tuvimos que hacer un gran esfuerzo para salir de la multitud. Ese día debíamos regresar temprano porque a más tardar a las 12m salíamos rumbo a Lima, por lo que decidimos probar el caldo de cabeza ayacuchano en un mercadito típico (dónde más?). Pedimos parte lengua porque parte ojo no podría comer jamás. Sinceramente a mí no me gustó tanto como me lo habían pintado, pero no me desagradó.


 
Así fue que regresamos al hotel y al día siguiente partimos de regreso a Lima.

Después, ya conversando en perspectiva, Ayacucho es un lugar fantástico para pasar semana santa. De hecho no hicimos varias cosas que debíamos hacer. El problema es que el único día que realmente vale en juerga es el sábado, que es una juerga de calle. El jueves y viernes es lo mismo que irte a cualquier otra discoteca. Por eso la recomendación, si sólo buscas juerga, es saber qué hay en huacachina, paracas, Lunahuaná o Chincha el día jueves y llegar el viernes en la tarde a Ayacucho, porque el sábado es imperdible, y es desde tempranito!

El Tono Túpac

Creo que nunca comprenderé cuál es gracia del Tono Túpac. Es una fiesta que llama a muchísima gente, especialmente artistas (de los de verdad) y a aquellos se creen artistas... o como solemos llamarlos: "Artys". Especialmente por la buena vibra de la gente que va esta fiesta es un juergón, un loco calato. Se organiza en Barranco algún día del mes de marzo, cerca a Mochileros. Es una fiesta muy muy conocida. El año pasado no recuerdo quién nos habló del bendito Tono Túpac ni cómo llegamos, pero esa vez no pude quedarme mucho tiempo. Este año hubo muchísimo más gente y más espacio y más todo. La entrada costaba 20 soles.

Nos juntamos en mi casa unas 10 personas dispuestas a ir al tono, y después de bajarnos un ron para calentar, nos fuimos de mi casa un poco antes de las 12 rumbo a Barranco. Cuando llegamos había un montón de gente "no convencional" por decirlo de alguna manera... Había gente con bigotes, por ahí había uno con sombrero (no gorro, sombrero) pero todos de muy buena onda, muy buena cara... no hubo peleas ni nada parecido.

Después de entrar al local, el cual era el enorme jardín de una casa blanca barranquina, bordeamos algo que podría llamarse la "pista de baile" hicimos una cola moderada para comprar chelas. Nos dijeron que las chelas se vendían "a la vuelta". En verdad qué bueno que nos dijeron eso porque a la vuelta había mucho más espacio, un jardín enorme con mucho más gente. El año pasado no vi ese jardín. Ahí estaban los disales y los kioskos que vendían chela. Había mucha gente parada conversando o sentada en el pasto, en rondas, tal vez alrededor de una fogata, tal vez en los hombros de alguien. Era como estar en un tono en un parque privado.


Obviamente no podía faltar un VJ con su video proyectado en la pared de la casa de 3 pisos. Como la música no ponía tanto (después pusieron su salsita más) decidimos tomar, así que fuimos en búsqueda de 12 chelas, que no eran tantas teniendo en cuenta que éramos 10 personas, pero el problema empezó cuando nos fijamos que las colas eran enormes. Y ni hablar de los baños. Habían 3 Kioskos de chela, pero habían 2 que estaban frente a frente. Para que se den una idea, los kioskos que vendían cerveza ("al tiempo") estaban ubicados a los 2 extremos de la fiesta, frente a frente, y sus colas se cruzaban de lo largas que eran.



Esperamos tranquilamente 20 minutos en la cola y obtuvimos nuestras chelas con las que nos sentamos en el pasto a tomar.

  
 Comenzamos a reírnos y a hacer tontera y media cuando de repente vemos que la gente también hacía cosas fuera de lo normal (por lo que no nos sentíamos tan mal): había gente inflando un globo de papel crepé con el aire caliente de la fogata, otras personas haciendo pirámides humanas de a dos, etc. todos con una onda muy particular de que todos somos amigos. Al principio me había sentido un poco fastidiado porque no entendía muy bien el sentido de la fiesta, pero después, sentados en el pasto sin más luces que los de los kioskos de chela y la fogata, en verdad me divertí un montón. La gente es locaza y no tiene roches con nadie. Después, cerca de las 3:30am decidimos irnos los 4 sobrevivientes de los 10 que éramos al centro de Lima, pero esa ya será otra historia...

Lunahuaná 2010

Uno de los viajes que hicimos en el 2010 que más me gustaron fue el de Lunahuaná. Lunahuaná está al sur de Lima, por cañete y es considerada la sierra de Lima. Es un sitio que tiene un clima soleado, un gran río donde se hace canotaje y una placita muy acogedora propia de un pueblito sencillo y tranquilo. Yo solía ir por allá con mis padres cuando era más niño, pero esta vez la idea era ir de juerga!


Ese sábado nos juntamos Claudia Mesía, Claudia Orihuela, Ximena, Tara, Fernando Loayza y yo sin ningún motivo en especial, y partimos hacia Lunahuaná. Allá nos esperaba Hugo que estaba de paseo con su papá.

El primer problema fue el hospedaje: A Fernando y a Hugo les gusta más la comodidad y querían irse a un hotel ficho con piscina y todo lo demás, pero la idea de este plan era no gastar nada de plata y hacerlo medio malandroso, además yo había convencido a todos de que vayamos a acampar a orillas del río, nada más peculiar, divertido y barato que eso. El año anterior, en semana santa, había ido con mi hermano y con mi papá a Lunahuaná en uno de esos arranques que a veces me dan por salir de la casa, y nos encontramos con mucha gente que estaba acampando a orillas del río. El ambiente era tan bueno que me encantó la idea, más aún si en la plaza se hacían degustaciones de Pisco Sour a doquier y se comían camarones por montones a precio de regalo. Entonces fue que nació la idea, casi un año después, de hacer lo mismo pero no para semana santa sino un fin de semana cualquiera.


No recuerdo muy bien cómo ni por qué, pero decidimos acampar, eso sí, no al costado del río porque podían haber muchos bichos, sino en un gran -gran- jardín que tenía un baño. Lo genial es que costaba 10 soles por carpa, y en una carpa entra mucha gente! entonces el hospedaje salió regalado.


Se nos dio por almorzar así que fuimos a la plaza, que aún está dañada por el terremoto de Pisco del 2007, pero la comida estaba buena. Ahí ubicamos a la gente que hace cosas divertidas: los de los tours. Ojo, no me mal interpreten, mi gente y yo detestamos que alguien nos diga qué hacer, por eso nunca queremos ir a ningún sitio con guía, pero nos gusta mucho eso de ver qué hay y hacerlo por nuestra cuenta y a nuestro ritmo. Ahí descubrimos que en Lunahuaná, aparte del río, tenían cuatrimotos!

 

Regresamos al campamento, a "orillas" del río y retozamos un poco por que habíamos llegado tan solo unas cuantas horas atrás y teníamos que ordenar las cosas. Además, había que empezar a calentar el cuerpo con alguna de las provisiones alcohólicas que teníamos. Fue entonces que llegó Emilio, que recién aprendía a manejar. En verdad me sorprendió que haya llegado hasta Lunahuaná que está como a 2.5 horas de Lima en su carro manejando él solo... En fin, nos pusimos a tomar algo con la música de los carros, que estaban estacionados estratégicamente alrededor del campamento (así es, metimos los carros hasta donde estaban las carpas) con lo que teníamos música y luz focalizada cuando se necesite.

Estaba muy cerca de anochecer, habrán sido las 5pm cuando decidimos ir a pasear en cuatrimotos. Costaba cerca de 30 soles por persona aprox y era un circuito ya preestablecido y desgraciadamente no podíamos hacerlo solos (nadie te presta una cuatrimoto así nomás). Pagamos y fuimos con los guías que intentaban que no nos escapemos o echemos a perder alguna cuatrimoto. En verdad fue una de las cosas más divertidas que hicimos en Lunahuaná. El recorrido empezaba en la plaza de Lunahuaná y de ahí nos fuimos a la campiña, en búsqueda de un viñedo y donde se supone nos iban a dar degustación gratis de vino. Lo gracioso del tema es que en plenas carreritas Emilio se estampó contra una pared (o sea, gracioso para mí, no para Emilio) y que la Campana se cayó con cuatrimoto y todo a una sequia, de cabeza. Las carreritas, la empolvada a propósito a la gente que estaba atrás tuyo, el meter la cuatrimoto, cerrar el paso para ver si te caes y burlarte del "contrincante" fue, en definitiva, lo más divertido de las cuatrimotos. Al llegar al viñedo nos dieron para probar todos los vinos que existían, y compramos una botella la cual, lógicamente, se rompió al regresar haciendo desmanes en las trochas. Recuerdo que incluso convencimos a los guías (que tendrían como 13 años) de ir un poquito más allá y nos enseñen a hacer piruetas en las cuatrimotos, piques y demás cosas... y después les cayó un resondrón porque eso no estaba permitido.

Y regresamos, extasiados, al campamento. Ahí empezó la juerga, con las luces de los carros, las provisiones traídas de Lima y la música a todo volumen, estábamos en nuestra fiesta privada. No pasó mucho tiempo antes de que decidamos ir a la plaza de armas a ver qué se estaba armando ahí.

Cuando llegamos a la plaza de armas nos pedimos los pisco sours de rigor, y comenzamos a pasar el rato hasta que de repente una mancha de pobladores disfrazados, con orquesta incluida, llegaron tocando y bailando ante nuestra perpleja atención, y es que no sabíamos que ese día se festejaba la vendimia. Era uno de los primeros días de marzo, si no me equivoco. No sé bien qué pasó, lo que sabemos es que cuando llegaron al estrado y se pusieron a cantar y prendieron las luces y todo, en alguna parte se volaron los plomos y la ciudad entera se quedó sin luz. Muy aparte de lo peligroso que podía ser, debo admitir que fue bastante ocurrente. Comimos un par de anticuchos con las clásicas tías de los anticuchos (completamente a oscuras) y nos fuimos a seguir la juerga en las carpas hasta el día siguiente.

   
Al día siguiente, domingo, el calor insoportable nos hizo salir de las carpas, con mucho o poco sueño, daba igual, pero teníamos que salir de las carpas a como de lugar porque nos achicharrábamos. Tomamos "desayuno" o algo así y decidimos ir a hacer canotaje. El canotaje fue genial, aunque se veía recontra peligroso en verdad no era nada peligroso, el río estaba bastante bajo a pesar de que nosotros lo veíamos imponente. Como nos pusieron a Emilio y a mi en la cabeza del bote, nosotros estábamos recontra asustados y remábamos más que nadie, pero atrás estaban divirtiéndose, incluso haciéndonos cosquillas o remando en contra. Te odio Hugo! jajaja

   

El tiempo se nos quedó corto y a eso de las 2pm, cuando estábamos empacando todo, nos dimos cuenta que al costado de nuestro pampón había un hotel simpátiquísimo con piscina y mozos y juegos y gente etc etc entonces como buenos malandrosos decidimos comer alguito para picar, so pretexto para que podamos meternos a la piscina. Y así pasó buen rato hasta que os dueños del hotel se dieron cuenta y nos comenzaron a hacer las cosas más difíciles. Felizmente ya era hora de regresar a Lima, así que cogimos nuestras cosas y regresamos, parando obviamente a almorzar al local de "El Piloto", altamente recomendable pero así como conocido, es caro a comparación de Lunahuaná.

Lunahuaná es un destino altamente recomendable para un fin de semana. Yo me divertí muchísimo y considero que fue el viaje más divertido de todo mi 2010. En verdad su clima medio serrano hace que tenga sol todo el año... y como no es sierra sierra, no hace mucho frío por la noche. Se puede comer camarones sólo desde abril en adelante porque existe un periodo de veda que todo Lunahuaná conserva. Es un sitio muy barato cerca a Lima que nunca tiene pierde.